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- La IA Act europea es un gran paso pero insuficiente para lograr una gobernanza efectiva.
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- La opinión pública predominante está alienada con los intereses de las Big Tech.
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- La inteligencia artificial generativa consume mucha agua y energía.
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Gobernar la IA más allá de la ley
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Los gobiernos de la Unión Europea han llegado finalmente a un acuerdo sobre la AI Act.
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Hace unas semanas el gobierno norteamericano dictó una orden ejecutiva que pretende controlar los riesgos de la IA.
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Iniciativas como las que están en marcha son indispensables y esperanzadoras pero existen dudas sobre su efectos reales, tanto por la discrecionalidad que se otorga a los estados en algunas regulaciones como por la lentitud de su despliegue: la AI Act no entrará plenamente en vigor hasta finales de 2026.
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El poder que acumulan las corporaciones que lideran el desarrollo de la IA es tan grande, la aparición de innovaciones tan rápida y los procesos regulatorios y sancionadores son tan lentos y confusos que su efectividad puede ser menor de la esperada.
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¿Qué hacer, pues? ¿Dispone la sociedad actual de mecanismos para gobernar la implantación de la inteligencia artificial y las tecnologías de vanguardia o estamos abocados a poner parches y a actuar siempre tarde y mal?
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La gobernanza es posible siempre que no se limite al ámbito legislativo. Es preciso actuar antes y después. La legislación debe acompañarse de mecanismos y apoyos que abonen el terreno sobre la que ésta se aplica y hacer que la ética se convierta en un elemento central de la sociedad y no un mero recurso retórico.
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A pesar de sus bondades, la AI Act europea y la orden ejecutiva norteamericana no bastarán.
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La opinión dominante está alineada con los intereses de las grandes tecnológicas
La opinión predominante entre el público está casi exclusivamente alineada con los intereses de las grandes empresas de tecnología, según una investigación de Rootcause realizada a partir del análisis de 30.000 vídeos de Youtube y 1.000 artículos en medios. Rootcause
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Repensar la regulación de la IA
Investigadores del Schwartz Reisman Institute y la Universidad de Toronto han elaborado un informe sobre cómo los formuladores de políticas pueden adaptar la infraestructura de gobernanza a una economía transformada por la IA.
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"La IA podría estar teniendo un efecto en nuestros modos de regulación existentes. Como tecnología de propósito general, es muy posible que esté alterando y volviendo ineficientes (u obsoletos) nuestros procesos regulatorios convencionales. Esto haría que nuestra capacidad para regular otras cosas además de la IA fuera bastante difícil, o incluso imposible".
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Expertos de prestigio mundial alertan que la inteligencia artificial supone una grave amenaza para el futuro de la humanidad. ¿Es una exageración? Tal vez no, pero la sociedad está muy lejos de percibir el peligro.
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Cómo protegernos de nuestros mejores inventos
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Nadie sabe cómo frenar la toxicidad, los abusos y los sesgos de los grandes modelos de lenguaje que sustentan la generación automática de textos e imágenes. Ante este diagnóstico tocaría prudencia, pero los generadores se despliegan a toda velocidad.
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La migración a entornos digitales es un proceso tan normalizado que rara vez nos paramos a pensar en las implicaciones sociales y morales que la digitalización conlleva. Todos tenemos móviles inteligentes, pero casi no conocemos las tecnologías que los hacen posibles ni que los datos que se van almacenando pueden ponernos en peligro.
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El libro de Sara Degli-Esposti, investigadora en Políticas y Bienes Públicos en el CSIC, presenta ejemplos concretos que permiten entender el tipo de aplicaciones más comunes, su funcionamiento, sus implicaciones, y riesgos. Los Libros de la Catarata
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Confirmado: la IA generativa consume mucha energía
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon y la startup HuggingFace revela que usar los modelos de IA generativa requiere grandes cantidades de energía.
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Mediante una herramienta llamada Code Carbon compararon las emisiones de CO2 en los 16 modelos más populares usados en HuggingFace Hub, una plataforma abierta que permite probar y usar esos modelos fácilmente.
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Conclusiones: los modelos de generación de texto como ChatGPT consumen mucha energía, pero aún más los de generación de imágenes (DALL-E, Midjourney, Stable Diffusion...)
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Generar nueve imágenes consume lo mismo que cargar el móvil. En los modelos más contaminantes cada imagen provocaba unas emisiones de 2 gramos de CO2. Xataka
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La IA tiene sed
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Los centros de datos están equipados con multitud de ordenadores que funcionan a máxima potencia día y noche. Su consumo energético representa un 2% del total mundial. Para que las máquinas no se sobrecalienten, hace falta refrigerarlas. Lo más barato es hacerlo con agua y su consumo va en aumento.
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Google aumentó un 20% el consumo de agua en 2022. Y Microsoft, un 34% en el mismo periodo. El País
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- ChatGPT necesita alrededor de medio litro de agua para una conversación simple de 20 a 50 preguntas y respuestas. Dado que tiene más de 100 millones de usuarios activos, cada uno de los cuales participa en múltiples conversaciones, el consumo de agua de ChatGPT es ingente. Algorithmwatch
- En 2027 podría consumir tanta agua como los Países Bajos. Recomendación: usar la IA generativa sólo cuando sea necesario. BBC News
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- La lucha por los materiales críticos empieza ahora. CIGI
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- La fatiga de Zoom es por aburrimiento. Xataka
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