300.000 millones

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Para garantizar su soberanía tecnología Europa debe movilizar un gran volumen de inversiones y tener la voluntad política de priorizar esos recursos

 

Ante el embate arancelario que plantea Donald Trump, el presidente del Gobierno español respondía hace unos días con el slogan “Compra lo tuyo, defiende lo nuestro”, una llamada algo críptica a consumir productos propios.

Si nos centramos en el campo tecnológico, la duda es si existe un “lo nuestro” que defender, esto es, productos y servicios tecnológicos europeos que puedan competir con los foráneos. 

Aunque el sector tecnológico y digital europeo es amplio, las empresas no tienen el tamaño ni el músculo financiero suficiente, ni planteamientos estratégicos de desarrollo e investigación lo bastante ambiciosos y consolidados como para competir con los de Estados Unidos o China.

Para revertir la situación, el informe, «EuroStack – European Alternative for Digital Sovereignty«, publicado por Bertelsmann Stiftung en febrero, propone que la Unión Europea tome decisiones económicas y políticas de envergadura.

Entre las económicas, movilizar una inversión de 300.000 millones de euros en la próxima década aplicable al desarrollo de tecnologías clave como la inteligencia artificial, las infraestructuras en la nube, la computación cuántica… 

Para empezar propone la creación de un Fondo Europeo de Tecnología Soberana, con una capitalización inicial de 10.000 millones de euros para invertir urgentemente en la producción de semiconductores avanzados, el despliegue de redes 5G, aplicaciones en la nube para instituciones públicas y el desarrollo de soluciones de IoT seguras, entre otras. También se incluyen programas de formación en IA y un sistema de bonos para que las pymes puedan acceder a servicios de consultoría y recursos de computación.

Entre las políticas propone el desarrollo de un Common Digital Stack europeo, esto es, la infraestructura digital fundamental que integraría capacidades en diversos campos tecnológicos clave como semiconductores (EuroChips), redes (EuroConnect), computación en la nube (SovereignCloud), Internet de les Coses (IoT) (SmartEurope IoT), plataformas de datos (DataCommons), inteligencia artificial (SovereignAI) e identitat digital (EuroOS) que incluye el euro digital.  

Todo ello debería ir acompañado de una estrategia de liderazgo en tecnologías de nueva generación (computación cuántica, biotecnología…), implementación de una política de contratación pública (Europa primero), una estrategia industrial coordinada y la promoción de las comunidades de código abierto, entre otras medias.

Las propuestas están en línea con las del informe Draghi que cuantificaba en 800.000 millones los euros necesarios para reindustrializar Europa y frenar el deterioro medioambiental.

Hace falta dinero y voluntad política, y no será fácil conseguir ni una cosa ni la otra. El anunciado abandono militar norteamericano ha puesto a Europa en la tesitura de priorizar las inversiones en defensa y seguridad y aunque España y otros países creen que esa estrategia podría incluir el fomento de la soberanía digital, otros piensan que lo urgente son las armas y la tecnología que las acompaña. 

No será fácil movilizar tantos recursos cuando otras urgencias apremian. Mientras tanto, algo se podría hacer. Por ejemplo, promover las alternativas europeas existentes. No tienen una gran dimensión, pero, como las brujas, haberlas haylas.

El instituto danés Dataethics las recopila, invita a utilizarlas, y dado que hasta ahora han estado abocadas a una lucha desigual por la supervivencia, reclama el apoyo de los poderes públicos y de la ciudadanía. En diversos campos pueden ser alternativas reales aunque muchas han desaparecido por falta de financiación o el desinterés de los usuarios. Otras, en cambio, se han consolidado pero han sido absorbidas por capital norteamericano.

Como en otros ámbitos, Europa necesita despertar. También en el del desarrollo tecnológico. Lo curioso es que siempre que surge el tema alguien aboga por reducir la legislación como si crecimiento y protección fueran incompatibles.

¿Qué tendrá que ver una cosa con otra? ¿Será que nos hemos olvidado de caminar y masticar chicle al mismo tiempo? Defender «lo nuestro» es también defender los valores sobre los que se asienta la sociedad europea. Y eso se hace con consenso y se garantiza con legislación.

Joan Rosés

 

LISTA DE ALTERNATIVAS EUROPEAS (Dataehics)

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