Los smart toys están de moda pero, además del riesgo pedagógico que supone transferir supuesta inteligencia a muñecos artificiales, presentan numerosas lagunas de seguridad y privacidad
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La oferta de juguetes que incorporan tecnología cada vez más sofisticada está creciendo. Se encienden las alarmas por el riesgo que entrañan para la privacidad y la seguridad de los niños, más allá de su dudosa calidad pedagógica.
Muñecos que responden, robots que siguen a los niños, casas “smart” de muñecas serán regalos cada vez más habituales. Según Transparency Market Research el mercado global de juguetes inteligentes llegará a casi 70 mil millones de dólares en 2026.
Algunos ejemplos.
Los Cognitoys (2015)
Los Cognitoys aparecieron en 2015. Eran unos simpáticos muñecos programados con el sistema de inteligencia artificial IBM Watson. Parecían escuchar y entender las preguntas que se le hacían y adaptaban las respuestas a la pregunta y a la edad. Ya no están disponibles.
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Cocinas con Alexa
Las propuestas se van sofisticando. Las cocinas de toda la vida se van cargando de tecnología y conexiones. El juego Alexa 2-in-1 Kitchen and Market es una cocina infantil que incorpora los servicios de voz de Alexa para guiar a los niños en sus juegos.
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Muñecos de doble vida
GameBud Talking Tom es un muñeco físico que interactúa con los niños y que tiene una doble vida en los teléfonos móviles.
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Los riesgos
Además del riesgo pedagógico que supone transferir supuesta inteligencia a muñecos artificiales, los smart toys presentan numerosas lagunas de seguridad y privacidad. Ya en 2015, el fabricante de juguetes inteligentes VTech de Hong Kong sufrió una filtración que expuso los datos de más de seis millones de niños, incluyendo fotos y direcciones de sus casas.
Entre las funciones que tienen estos juguetes, se encuentra la capacidad de recoger datos a través de preguntas, grabaciones de voz o uso de los juegos.
El juguete puede crear un perfil con datos referidos a la edad, gustos, intereses o localización para posteriormente aprovecharlo a la hora de personalizar la experiencia, hacer publicidad dirigida o vendiendo esta información a terceros.
Las CloudPets, juguetes de peluche que permitían a los niños enviar y recibir mensajes de audio, fueron retirados después de que se descubriera que su sistema de almacenamiento no estaba protegido por una contraseña, lo que provocó que 820.000 registros (incluidos los nombres, edades y grabaciones de voz de los niños) se vieran comprometidos.
La muñeca My Friend Cayla, prohibida en Alemania, contenía un dispositivo Bluetooth no seguro, lo que significaba que cualquier persona dentro del rango de alcance podía escucharla.
Guía para el uso de juguetes conectados
Para conocer las funcionalidades de los juguetes conectados, saber en qué fijarse a la hora de adquirirlos, configurarlos de forma segura y aplicar pautas para evitar riesgos, Internet segura for kids propone una guía de uso.