Mark Zuckerberg prepara su empresa para que pasemos la mayor parte de la vida en ella. Trabajo, ocio, relaciones, negocio… ¿Para qué recurrir al mundo exterior cuando casi todo puede suceder en el mundo digital?
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A principios de verano Mark Zuckerberg descolocó a la opinión pública cuando aseguró que Facebook dejará de ser una red social para convertirse en un agente del metaverso.
Metaverso es el nombre ahora en boga para designar «mundos» digitales inventados en los que confluye lo real y lo virtual y en los que se pretende hacer casi todo: entretenimiento, trabajo, relaciones personales, negocio… Parecidos a los espacios propios de los videojuegos pero en los que no sólo se puede jugar.
Facebook aspira a crear un ecosistema propio en el que ofrecer ese “casi todo” a sus, de momento, 2.700 millones de usuarios activos que actualmente pasan una media de 38 minutos al día en Facebook y 27 minutos en Instagram, cifras que la ambición de Zuckerberg aspira a mejorar. El metaverso parece el entorno propicio.
Para dar el salto y conseguir que los usuarios le sigan a ese mundo inventado, Facebook necesita afinar un poco más la tecnología que hoy está en desarrollo (VR, AR, IA, Blockchain…) y sobre todo afianzar la construcción de un relato visionario alentado por la autoconvicción de que ellos diseñan el futuro.
Para entender ese relato, vale la pena detenerse en algunas de las ideas que Zuckerberg aportaba en una entrevista que publicaba Le Verge en junio:
“La realidad virtual y aumentada,y el metaverso en general, pueden ayudar a las personas a experimentar un sentido de presencia mucho más natural y más cómodo. Las interacciones serán mucho más ricas, se percibirán como reales. En el futuro, en lugar de comunicarte a través de una llamada telefónica, podrás sentarte como un holograma en mi sofá, o yo podré sentarme como un holograma en tu sofá y sentir que estamos en el mismo lugar, incluso si nos separan cientos de millas de distancia. Es algo realmente poderoso”.
Esa es la visión. Y de las palabras a los hechos. En agosto Facebook presentó la versión beta de Horizon Workrooms, un entorno virtual de reuniones de trabajo al que se accede mediante gafas de realidad virtual, como las Oculus Quest2, propiedad de Facebook.
Horizon Workrooms permite mantener reuniones virtuales en un espacio similar a una sala de conferencias y, gracias a cámaras incorporadas a las gafas de realidad virtual, es posible replicar el movimiento de las manos y otras señales visuales. Para simular el ambiente de una reunión real se utiliza audio espacial en el que cada persona “ocupa” un lugar en la sala virtual. Los participantes pueden colaborar en una pizarra compartida, aportar fotos y documentos o conectar la pantalla de su ordenador y se puede invitar a otras personas para que participen a través pantallas de videos integradas.
Aquí puede verse la demostración que nos presenta el propio Mark Zuckerberg:
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La nueva propuesta, todavía embrionaria, puede parecer el nuevo juguete de un joven multimillonario y caprichoso pero apunta algunas ideas inquietantes.
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Teletransportación
La primera la da el propio Zuckerberg:
“Si quieres hablar con alguien, en lugar de simplemente llamarlo por teléfono puedes teletransportarte y ver todo el contexto. Otras personas pueden pararse a tu lado e interactuar, y luego, en un abrir y cerrar de ojos, puedes teletransportarte de regreso a donde estabas.”
Zuckerberg cree que el futuro ya no pasa por fabricar productos innovadores sino que lo diferencial será inventar ecosistemas, «mundos», ámbitos completos de interacción. Para hacerlo es imprescindible buena tecnología y sobre todo construir un relato estimulante y qué mejor que recurrir al mundo de la ciencia ficción utilizando un concepto que parecía reservado a la literatura: la teletransportación. Zuckerberg viene a sugerir que con Facebook la teletransportación, hasta ahora imaginaria, será realmente posible. Con él no hay límites.
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La oficina infinita
Más ideas:
“Nuestros cascos de realidad virtual están mejorando muy rápidamente. Ya tenemos una versión de lo que llamamos “oficina infinita” que mejorará la concentración y la productividad individual. Será excelente para realizar múltiples tareas en cualquier lugar. Muchos estudios demuestran que las personas son más eficientes cuando pueden trabajar en varias cosas a la vez que estén relacionadas entre sí.”
La idea de “oficina infinita” va destinada al mundo profesional y empresarial. Lanzando el concepto de oficina infinita la realidad virtual no sólo desvincula del ocio, los videojuegos y el entretenimiento en general, sino que ofrece un mensaje visionario al mundo de los negocios: en el metaverso se pueden cruzar los límites de la productividad.
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Persistencia
La “oficina infinita” liga con un tercer concepto: la persistencia. Lo comentaba Guillermo Vega en El País
“La idea de persistencia constituye uno de los pilares en los que se basará este nuevo universo paralelo, y es una de las cosas que lo diferencian de un simple videojuego: al igual que la vida real, este universo virtual no se acaba o reinicia. Siempre estará ahí, de modo que si construyes o adquieres una casa en este entorno virtual estará ahí cuando vuelvas a engancharte.”
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Persistencia entendida como permanencia en un mundo digital que se convierte en habitat natural. El objetivo ya no consiste en superar la media hora diaria promedio de conexión a una red social sino de que prácticamente tu vida se desarrolle en el mundo virtual: trabajes en él, te entretengas en él, compres y vendas en él, te relaciones en él.
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Avatares
Un cuarto concepto a tener en cuenta es el de la sustitución de las personas reales por avatares. En los mundos virtuales no podemos estar físicamente presentes pero disponemos de muñequitos que nos representan. Y a pesar de la limitación que eso supone, Zuckerberg no le ve más que ventajas.
“Aunque hoy los avatares no son tan realistas como lo serán en pocos años, usarlos ya se percibe en muchos sentidos casi más real que una llamada a través de Zoom porque tienes la sensación de compartir el espacio”.
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¿Y la privacidad?
Otro elemento a tener en cuenta es el de la privacidad. De eso el relato no dice nada, pero si el ambiente que se logra crear en esas reuniones es lo suficientemente real como para que los participantes interactúen con libertad, el grado de exposición personal aumenta, los datos, las informaciones confidenciales y las emociones que se exponen se multiplican, todo ello en un entorno controlado por una empresa que no ha dado precisamente muchos ejemplos de responsabilidad en la gestión de los datos personales.
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Dominar el metaverso
Y por último, una visión que Zuckerberg no explicita pero que resulta fácilmente deducible: Facebook quiere dominar el metaverso. Ya se han suscitado muchas críticas alertando de que el metaverso no debe ser propiedad de nadie sino abierto e interoperable. Pero eso no es algo que preocupe a Zuckerberg. Internet es abierta y ya vemos quienes han conseguido una posición dominante. También las redes sociales son abiertas, cualquiera puede crear una, pero solo Facebook ha alcanzado más de dos mil millones de usuarios.
Teletransportados, más productivos, instalados en mundos virtuales, sustituidos por avatares, sobreexpuestos y enganchados a Facebook. Así es el mundo en el que sueña Mark Zucberberg. Lo inquietante es que tiene el dinero y la influencia para intentarlo.
Joan Rosés
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