Foto de Denys Nevozhai en Unsplash

2021: cómo se gobernará la aceleración digital (y II)

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¿Se acotará el poder de las grandes corporaciones tecnológicas privadas? ¿O se avanzará hacia la erosión definitiva de lo público?

Continuamos con la segunda y última parte de la selección de predicciones para el 2021. La semana pasada nos fijamos en los cambios que afectarán al teletrabajo, la normalización de lo virtual en la vida y las relaciones y el impacto de todo ello en la vida urbana.

Esta semana alzamos la perspectiva y nos fijamos en las predicciones que apuntan a cómo se desplegará el poder/ambición de las tecnologías y las grandes corporaciones y cómo se intentará delimitar su poder desde lo público.

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4- Internet de los comportamientos

No hay dudas: la pandemia ha apuntalado los modelos de negocio digitales y reforzado su predominio.

Reforzado por el contexto, el mundo tecnológico sigue a lo suyo. Y lo suyo es la captación y procesamiento de más datos, la obtención de más influencia y la ampliación de su hegemonía.

Una primera muestra la ha dado Facebook en los primeros días de enero al anunciar que sólo permitirá el uso de Whatsapp a los usuarios que den su consentimiento a compartir sus datos con Facebook (algo que, por cierto, ya hacía sin consentimiento).

En octubre, las predicciones de la consultora Gartner, siempre esperadas por la comunidad tecnológica, sorprendió al situar en el primer puesto de sus pronósticos para el 2021 la consolidación de la llamada Internet de los Comportamientos (Internet of Behaviors – IoB)

La IoB combina los datos personales obtenidos a través de las huellas que deja la navegación online y el uso del móvil, el reconocimiento facial, el rastreo de ubicaciones, etc. con otros datos que generan los aparatos conectados a la Internet de las Cosas (IoT), el uso de dinero electrónico y otros que se obtienen mediante patrones estadísticos de comportamiento. 

En el IoB confluyen el seguimiento propio del mundo digital con nuevas posibilidades de rastreo en el mundo físico. Con tres objetivos:

Primero: disponer de todos los datos de comportamiento personal, incluyendo los que ahora escapan al rastreo.

Segundo: Afinar los patrones de comportamiento que mejoren el rendimiento comercial de los productos.

Tercero: Modificar el comportamiento de los usuarios. Gartner pone un ejemplo: “en las flotas de vehículos comerciales, la telemática puede monitorizar los comportamientos de conducción, desde frenadas repentinas hasta giros agresivos. Las empresas pueden utilizar esos datos para mejorar el rendimiento de los conductores, las rutas y la seguridad.”

Foto: Frederik Lipfert en Unsplash

Como reconoce la propia consultora, la IoB tiene implicaciones éticas y sociales. “Los mismos dispositivos portátiles que las compañías de seguros médicos usan para rastrear las actividades físicas y reducir las primas también podrían usarse para rastrear las compras de alimentos: comprar productos poco saludables podrían suponer un aumento de las primas”, advierten.

Gartner pronostica que en 2025, la mitad de la población mundial estará sujeta a algún programa comercial o gubernamental de IoB.

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5- Sobre la esperada reacción humanista

En sus previsiones para 2019 y 2020 Gartner incorporaba la ética como una de las 10 tendencias tecnológicas de cada año. No se equivocaba. En ese período el debate humanista en torno a los usos y abusos de la tecnología ha avanzado, aunque queda todavía mucho por hacer. Este año, sin embargo, Gartner no habla específicamente de ética (sí lo hace de privacidad) pero advierte que será obligado incorporar en todos los ámbitos un mayor equilibrio entre el beneficio tecnológico/empresarial y el beneficio social.

Sobre la ética aplicada al mundo tecno empresarial planea siempre la duda de hasta qué punto son efectivas y convencidas las actuaciones que se orientan a conseguir ese equilibrio o se trata de simples operaciones de maquillaje.

Vistas desde esta perspeciva resultan curiosas las predicciones del equipo de marketing de Google en Europa. Matt Brittin, presidente EMEA de Negocios y Operaciones de Google. dice: “a medida que más personas se conectan, proteger su privacidad y sus datos es aún más crítico. La gente espera que las marcas protejan sus datos y tengan claro cómo los usan y qué ofrecen a cambio”.

Hay que recordar que, en diciembre, Google despidió a Timnit Gebru, una de sus principales investigadoras en ética de la inteligencia artificial, por sus críticas al modelo imperante en la compañía.

Si suficientes personas comenzaran a dudar del valor de los anuncios digitales, todo se vendría abajo

Tim Hwang

Tim Hwang, autor del libro Subprime Attention Crisis, aboga por empezar a  desmontar la burbuja de la publicidad programática sobre la que se sustentan los modelos de negocio de los grandes de Internet como Google o Facebook. Compara la burbuja publicitaria actual con la crisis de las hipotecas subprime de 2008. 

Según Hwang, la publicidad digital se basa, con frecuencia, en datos defectuosos. Además, la mayoría de los anuncios nunca son vistos por ojos humanos y aquellos que lo son pueden no tener un impacto significativo sobre las ventas de los anunciantes. “Si suficientes personas comenzaran a dudar del valor de los anuncios digitales, todo se vendría abajo. En lugar de esperar a que estalle la burbuja, podríamos hacerla estallar nosotros mismos para poder manejar, y con suerte mitigar, las consecuencias.” propone Hwang.

Debemos abandonar el término revolución industrial y hablar de revolución humana

Nikolas Badminton

El futurólogo Nikolas Badminton, miembro del think tank de Futurist.com, advierte que en 2021 seguirá la expansión de las grandes empresas que lo convierten todo en servicio: “Comprobaremos sus efectos en el comercio minorista, la educación, la atención médica, la vigilancia, la libertad de expresión, el nacimiento de nuestros hijos y la muerte de nuestros mayores. Su objetivo es la propiedad total del consumidor. Estamos trascendiendo más allá de las plataformas hacia mundos de influencia personal, negocios y una verdadera representación de nosotros mismos en la red.”

Más allá de las acciones imprescindibles para delimitar ese crecimiento, Nikolas Badminton sugiere adoptar una visión más conceptual y abandonar las predicciones tecnológicas como sucesivas etapas de una revolución industrial infinita. “Debemos reconocer una cuarta dimensión de cambio en nuestra trayectoria industrial y un abandono del término ‘revolución industrial’ a favor de la revolución humana, o, Humanidad Infinita, como me gusta llamarla. La dimensión que debemos considerar es la biología / ecología: la evolución de los organismos vivos y las interacciones entre ellos y su entorno biofísico.”

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6- Cómo se gobernará todo esto

2021 puede ser un año decisivo para consolidar el marco con el que se gobernará Internet y la sociedad digital en las próximas décadas.

En Europa deberán aprobarse las propuestas de directiva sobre servicios y mercados digitales, la OCDE podría acordar una ‘tasa Google’ global y en Estados Unidos la nueva administración demócrata deberá demostrar su compromiso a limitar el comportamiento oligopólico de las grandes corporaciones. En campaña los demócratas manifestaron que los gigantes tecnológicos “no solo abusaron de su poder, sino que engañaron al pueblo estadounidense, dañaron nuestra democracia y eludieron cualquier forma de responsabilidad”.

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En su previsión de temas que marcarán la agenda internacional en 2021, el Cidob considera que la “expansión de lo digital implica una mayor exposición y, por lo tanto, un mayor escrutinio por parte de la opinión pública y de los gobiernos. En 2021 veremos como esta exposición de los gigantes digitales se refleja en tres ámbitos: fiscalidad, competencia y soberanía”.

Es en la limitación del poder monopolista de estas corporaciones donde el Cidob ve más posibilidades de éxito.

Está también en juego el equilibrio geoestratégico global. Según el Cidob ”veremos cómo prosigue la tendencia de crear dos esferas de influencia tecnológica pivotando alrededor de Estados Unidos y China, y en qué se traduce la preocupación de la Unión Europea, India, Japón o Corea del Sur por haber quedado descolgadas de esta carrera. 2021 debería ser un año de impulso a alternativas europeas en materia de almacenamiento de datos en la nube como Gaia-X, una iniciativa liderada desde Francia y Alemania. En cambio, en muchos países del sur global el debate será distinto: se planteará en clave de colonialismo de datos y se articulará como un combate en el que ellos no son actores sino el campo de batalla”.

Imagen del vídeo de promoción del proyecto Gaia-X

En su informe de riesgos y oportunidades para el 2021, el Consejo Atlántico concede una probabilidad baja a que Estados Unidos y la UE construyan nuevas estructuras internacionales para la gobernanza digital. Tampoco concede muchas posibilidades a que se adopten normas y estándares comunes para limitar los daños de la inteligencia artificial.

Por su parte, Jacques Attali, opina que “los líderes del Partido Comunista chino ya han entendido el riesgo que plantean sus propios gigantes digitales y pronto los regularán y, posiblemente, incluso los desmantelarán. La misma cuestión surge en EE.UU. Estas firmas se defenderán con sus abogados y podrán hacer que la batalla dure años, pero por eso que la respuesta europea actual sigue siendo insignificante. Debemos equiparnos con gigantes del mismo tipo, y no hacemos nada“.

Las plazas públicas actuales están actualmente alojadas en plataformas privadas como Facebook y Twitter

Eli Pariser

Eli Pariser, que se dio a conocer con su libro sobre los filtros burbuja, aboga para que la nueva administración Biden lidere la implantación de una infraestructura pública de Internet.

La degradación de “las plazas públicas digitales alojadas actualmente en plataformas privadas como Facebook y Twitter” resulta alarmante. “Pasamos nuestro tiempo en línea principalmente en espacios sin reglas que recompensan nuestros peores impulsos, nos atrapan en burbujas de opiniones afines y nos hacen vulnerables al acoso, las mentiras y la desinformación” dice Pariser

Y concluye: “Construir una arquitectura de información y una infraestructura digital para volver a unirnos es una misión Apolo para el siglo XXI. Se necesitará tiempo, fuerza de voluntad e inversión, pero también se pueden crear empleos y oportunidades que catapultarán nuestra economía cada vez más digital”.

En definitiva: ¿Recordaremos el 2021 como el año en que se comenzó a poner fin al poder descontrolado de las grandes corporaciones tecnológicas privadas? ¿O será un año más en el avance hacia la erosión definitiva de lo público?

 Joan Rosés

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