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El fin de la experiencia

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La generación de conocimiento se vincula cada vez más a la capacidad de procesar datos en detrimento de la observación, la intuición y el análisis personal.

La entrada en vigor en Europa del Reglamento General de Protección de Datos (RGDP), el pasado 25 de mayo, y el escándalo sobre el uso fraudulento de datos de usuarios de Facebook han activado el interés público sobre la nueva economía de los datos.

Una de las mejores aportaciones recientes que profundiza en las raíces y las consecuencias del nuevo modelo de empresas que basan su valor en el tratamiento de los datos de sus usuarios la encontramos en un artículo de Jannis Kallinikos, profesor de la London School of Economics, publicado en el recopilatorio de BBVA Open Mind sobre “La era de la perplejidad”. Kallinikos titula su artículo “La realidad recuperada: Una investigación sobre la era de los datos” y en él analiza “cómo el desarrollo de la sociedad se está vinculando a entender el proceso de generación de conocimiento, fundamentalmente, como operaciones de computación de grandes datos”

Los cambios estructurales en el proceso de generación de conocimiento afecta todos los ámbitos sociales y personales. “Por primera vez en la historia, -dice Kallinikos-  la tecnología en forma de computación está ampliamente involucrada en el marco de las cuestiones cotidianas, ya que los problemas de información y comunicación se pueden abordar, predominantemente, por medios computacionales.”

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El profesor Kallinikos se refiere al uso sin precedentes de tecnologías ligeras, como los teléfonos inteligentes o las tabletas, por parte de grandes segmentos de la población. Por el lado del usuario, este uso masivo e indiscriminado provoca que una gran cantidad de actividades se saquen del contexto propio de la vida cotidiana y las relaciones personales directas y se coloquen bajo la acción y el estímulo de Internet. Por el lado de las empresas se estimula la datificación de la vida diaria para que cada click se convierta en datos utilizables y valiosos.

La migración masiva de actividades cotidianas a Internet transforma el desarrollo del ser humano

Afirma Kallinikos que “no sería una exageración afirmar que las redes sociales están erosionando los contextos corrientes de la vida doméstica, comunitaria y cívica al crear entornos completamente diferentes en los que la gente lleva a cabo sus actividades cotidianas”. La migración masiva de actividades cotidianas (la comunicación con terceros, la divulgación de nuestras preferencias personales o políticas, la exposición de nuestra privacidad, la generación del círculo de amistades, la búsqueda de relaciones sentimentales,…) transforma el entorno en que se desarrolla el ser humano.

Un factor que añade complejidad es el avance del denominado Internet de las Cosas en el que el rastro de la cotidianidad se registra al margen de nuestras acciones o nuestra voluntad.

“Llevar a cabo una parte esencial de las tareas corrientes recurriendo a soluciones o recomendaciones producidas a partir de los datos disponibles, mediante máquinas, reelabora considerablemente los patrones de vida cotidianos y representa un cambio importante en los hábitos humanos a largo plazo”.

La experiencia, la observación y la intuición se debilitan ante los patrones que confeccionan los datos

Otro efecto decisivo para entender la profundidad de la transformación es la pérdida de valor de la percepción personal como factor central que guía el comportamiento humano. Según el profesor Kallinikos, “la redefinición de la vida cotidiana, provocada por la revolución de los datos, presenta el predominio de modelos formales y abstractos de cognición —a diferencia de los dispositivos físicos— y la consecuencia de ello es el progresivo abandono de la percepción como eje fundamental de la conducta cotidiana

“Al relacionar las preferencias de un usuario con los clics que haga en otros campos, los interesados digitales pueden promover servicios personalizados y hacer recomendaciones que relegan los procesos ordinarios de formación de preferencias, como la observación, la conversación y la imitación. Por lo tanto, se establece un contexto conductual completamente diferente en el que los estímulos corrientes de la percepción y la comprensión de la vida están experimentando una transformación radical.”

Finalmente, Jannis Kallinikos concluye que “las tareas y patrones de la vida cotidiana que han sido predominantemente moldeados por todas esas cualidades y facultades que asociamos con la experiencia humana están sujetos a cambios, a medida que las técnicas computacionales se infiltran en el hábitat de la vida cotidiana. Entiendo que esto es un cambio notable (tácito, inconsciente, olvidable, más allá de la conciencia) en el que el frente y la retaguardia de la vida humana cambian de posición”.

La experiencia, la observación y la intuición personal que, a pesar de sus contradicciones inherentes a la capacidad limitada del ser humano, han guiado la generación de conocimiento de la humanidad se debilitan ante la avalancha de los patrones “incontestables” que establece el tratamiento de datos masivos.

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