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La semana más real y más fake de Catalunya

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La semana del 14 de octubre en Catalunya ha generado infinidad de noticias falsas. Objetivo: polarizar y exaltar emociones. También las noticias reales se han utilizado para fabricar ‘realidades alternativas’

España y Catalunya viven atrapadas en una tensión identitaria y territorial histórica que, de un tiempo a esta parte, se ha agudizado. La convocatoria de un referéndum el pasado 1 de octubre de 2017 en el marco de un ‘procés’ sobre la independencia catalana sin la autorización del Gobierno español desembocó en una espiral de acontecimientos que lejos de calmar las aguas, han ido echándole más gasolina. En octubre de 2019, los líderes de este ‘procés’ han sido condenados a penas de entre 13 y 9 años de prisión. Tras la sentencia, Catalunya ha vivido la semana más real y más fake de su reciente historia. 

Siete días dan para muchas noticias. Reales y también falsas. Y aún más, si éstas suceden del lunes 14 de octubre al lunes 21 de octubre de 2019 en Catalunya. Es estos siete días la cantidad de informaciones se ha multiplicado exponencialmente no sólo por la sucesión real y frenética de los acontecimientos sino también, y sobretodo, por el montón de emociones que estos despiertan. Y ya sabemos todos que en el terreno emocional, las noticias falsas campan a sus anchas. 

Noticias que no han sucedido pero que se han viralizado

Si relatáramos lo acontecido estos siete días desde lo fake, estaríamos convencidos de que los manifestantes catalanes llegaron a instalar una catapulta en la Plaza de Catalunya de Barcelona para enfrentarse a la Policía, de que una pareja se asomó sin rubor alguno a un andamio de la Via Laietana durante los disturbios callejeros para practicar sexo pasional, que Pedro Sánchez ha pedido a la gente no provocar y no enseñar banderas españolas en calles y zonas transitadas de la capital catalana y de que jóvenes encapuchados son agentes infiltrados pagados de forma secreta por motoristas con sobres de hasta tres mil euros.

Newtral

También viviríamos con la convicción de que Albert Rivera, líder de Ciudadanos, habló de los disturbios en un vídeo donde se afirma que va drogado, de que la persona que agredió a una señora que portaba una bandera española en Tarragona es un militante de VOX y de que jóvenes vándalos destrozaron los torniquetes de acceso al metro. Aseguraríamos que un Mosso de Esquadra lucía una esvástica nazi tatuada en el antebrazo, que los CDR quemaron una furgoneta en Sant Feliu de Guíxols y la arrojaron contra un vehículo policial y que Santiago Abascal ha afirmado que hay que llenar las cunetas de independentistas. Y también diríamos que el futbolista del Barça, Gerard Piqué, es uno de los cerebros del movimiento Tsunami Democràtic y que Pablo Casado se ha fotografiado luciendo una bandera franquista.

Todas estas noticias no han sucedido pero se han viralizado. Y para algunos aún son o han sido verdad. La realidad falsa sobre los hechos que han sucedido en Catalunya tras la sentencia del ‘procés’ es tan extensa que no sólo está deformando la propia realidad sino que está poniendo la sociedad de todo el país en pie de guerra a través de un lenguaje bélico que persigue alimentar dos versiones alternativas y confrontadas adaptadas a la ideología de cada uno de los bandos. 

Cuatro puntos en común

Veamos cuatro puntos en común de las noticias falsas que han circulado esta semana en Catalunya. Primero, son divisivas. Es decir, ofrecen relatos simplificados que convierten la realidad en un mundo dividido entre buenos y malos, sin dejar opción a posturas intermedias. 

Segundo, crean discursos tan polarizados y excluyentes que nos hacen insensibles a la postura contraria y al daño que sus defensores puedan recibir. Esto nos está llevando a una deshumanización tal que ni siquiera nos cortamos a la hora de celebrar o desear daños humanos en los adversarios. 

Tercero, muchas se construyen a partir de imágenes ya existentes en otros acontecimientos y en otros lugares y se nos ofrecen recontextualizadas como si pasaran ahora. Tres ejemplos: la imagen de la catapulta que supuestamente se había instalado en Plaça Catalunya fue sacada de las protestas contra el gobierno ucraniano en 2014. Las imágenes que muestran a un agente de la Policía Nacional desplomarse tras una pedrada están extraídas de las Marchas de la Dignidad que acontecieron en Madrid en marzo de 2014. Y las imágenes que muestran a una pareja copular en un andamio de la Via Laietana de Barcelona sucedieron en realidad en Hamburgo durante las protestas contra la reunión del G-20 en 2017. 

Y cuarto, las noticias falsas también han circulado en forma de audios de WhatsApp que siguen el patrón de una voz anónima que asegura tener algún familiar, amigo o conocido vinculado directamente con los hechos o con los estamentos participantes en ellos. Son audios buenistas que intentan alertarte de un peligro o comunicarte una revelación pero, evidentemente, son falsos.

Realidad alternativa en las noticias reales

Así fue la semana fake en Catalunya. Ahora bien, toda esta realidad alternativa no sólo ha existido en el mundo de las noticias falsas sino que también ha encontrado acomodo en el mundo de las narrativas creadas por las mal presentadas noticias reales.

Dos ejemplos. La noche del 16 de octubre en Barcelona tuvo una imagen icónica: un padre huía de los disturbios con un bebé en brazos cuando las llamas se acercaban a su casa. La imagen, sin duda, era real. Fue grabada por una periodista de la Cadena SER y rápidamente ilustró titulares como este de El Mundo: “Un padre huye de su casa con su bebé asediado por las llamas de las protestas en Barcelona. O este de Libertad Digital: “Un padre huye desesperado de las llamas en Barcelona con su bebé en brazos. En la noticia se afirmaba que el padre llamaba “hijos de puta” a los CDR por causar disturbios. La imagen parecía significar tanto que no tardó en vivir un uso politizado y Albert Rivera, líder de Ciudadanos, la usó para denunciar en Twitter la situación que se vivía en Barcelona

Tres días después, la emisora de radio RAC 1 entrevistó a Josep Suriñach, el padre de las imágenes. En la conversación, denunció el uso que se les había dado y afirmó que la mayoría de las noticias que se habían creado a partir de ellas eran falsas. “Se ha usado todo de forma muy desinformada”, explicó. Y no sólo esto: también criticó el papel de los periodistas. Los acusó de ser “unas hienas, unos buitres, unas personas infames”. Según su versión de los hechos, al salir de casa con el bebé en brazos se encontró con “una barricada de periodistas” y al pasar frente a ellos, uno le apartó y le sacó una foto. “Me pareció muy poco humano, y de aquí sacaron un fragmento muy calculado”. 

El segundo ejemplo nos lleva a comparar la cobertura informativa de los medios catalanes y españoles. Ni la selección de los hechos ni sus imágenes y su lenguaje fueron los mismos. Esta diferencia la ilustra muy bien una noticia falsa según la cual el diario EL PAÍS habría publicado dos portadas distintas, una para su edición catalana y otra para su edición española, el pasado 19 de octubre. La portada catalana titulaba: “Masiva marcha independentista contra la sentencia del Supremo”, mientras que la española titulaba: “Grupos violentos extienden el caos en el centro de Barcelona”. También cambiaba la foto de portada. En ambas se veía una gran manifestación pero sólo en la  supuesta edición catalana lucía una enorme bandera independentista. 

La noticia se viralizó. A modo de ejemplo, una dirigente política como Rosa Díez, afiliada primero al PSOE y fundadora después del partido UPyD, la tuiteó indignada: “¡Qué vergüenza!”. Sólo su tuit alcanzó más de 6000 compartidos y 8500 likes. 

La noticia era fake: la única portada real que se publicó para toda España fue la segunda. La supuesta portada de la edición catalana existió pero sólo fue distribuida en su edición internacional y en la de comunidades autónomas con cierre temprano, según afirmó en Twitter el propio diario EL PAÍS

Dos relatos

Esta falsa dualidad de portadas ilustra cómo de una misma realidad se generan dos relatos distintos para alimentar cada una de las dos burbujas de opinión existentes y excluyentes en torno a este conflicto. Esto es precisamente lo que ha sucedido durante esta semana en la cobertura informativa de los principales medios informativos catalanes y españoles. Mientras los medios catalanes destacaban las numerosas manifestaciones pacíficas llevadas a cabo durante el día, minimizaban los actos vandálicos de la noche y los atribuían a ‘infiltrados’ o a provocaciones de la Policía, los medios españoles sólo hacían especial hincapié en los graves disturbios violentos vividos día tras día en Catalunya y presentaban a la Policía como víctima de una violencia organizada, auspiciada y hasta permitida por el propio gobierno catalán. 

Ambos relatos se fueron construyendo con noticias, imágenes y palabras especialmente seleccionadas para lograr que los hechos explicaran la realidad prefijada que se perseguía contar. Y se hacía con supuestas noticias reales. Por eso el padre que huía de las llamas con su bebé en brazos lamenta la falsa interpretación que los medios hicieron de su acto. 

La información se utiliza para corroborar posicionamientos. Las noticias son la gomina de nuestras ideas

Esta semana en Catalunya se ha librado a través de las noticias una enorme batalla emocional. Lo sucedido nos muestra crudamente como en sociedades y ante sucesos tan polarizados, las noticias, tanto las reales como las falsas, buscan crear relatos que se amolden a opiniones ya fijadas con anterioridad. El profesor de la Universidad de California George Lakoff, experto lingüista y científico cognitivo, acuñó la idea del marco mental para referirse a bajo qué ideas, valores, principios o directrices políticas se encuadran los hechos. Según él, quién domina el marco mental, domina el mensaje. Y en esta lucha estamos, tanto a nivel político como informativo. Esta es la guerra real que libran hoy en día las noticias, reales o falsas, a la hora de informarnos de conflictos tan polarizados como el de Catalunya. 

En esta nueva era de la comunicación donde la barrera entre lo real y lo falso se difumina cada vez más, la obligación de los periodistas debería ser ayudarnos a dotar de contexto a las noticias para que éstas adquiriesen su significado real. Lo que sucede ahora en cuestiones tan polarizadas es que el significado se construye antes y las noticias se sesgan, se cocinan, se manipulan, se presentan o abiertamente se falsean para corroborarlo. Y he aquí la paradoja: la información en vez de ayudarnos a ser libres y a entender la realidad, está sirviendo para fijar aún más pensamientos y posturas ya decididas con anterioridad. En acontecimientos como los vividos en Catalunya, las noticias se convierten en la gomina de nuestras ideas. 

Dividir las cosas en dos opciones confrontadas nos facilita su explicación y comprensión (Hans Rosling)

Buena parte de este problema radica en la imposibilidad del periodismo para cumplir exitosamente con la expectación y la demanda social de noticias actualizadas constantemente. Históricamente a la información se le ha exigido inmediatez pero ahora se ve desbordada por ella. Internet y las redes sociales le permiten tanta rapidez que la información no tiene tiempo para ser verificada, comprendida y correctamente explicada y los periodistas están sobrepasados, lo que provoca que las noticias acaben convertidas en relatos simplificados y estereotipados en torno a realidades duales y puntos de vista prefijados. Lo explica brillantemente Hans Rosling en su libro ‘Factfulness’: “Dividir las cosas en dos opciones confrontadas nos facilita su explicación y comprensión

Noticias convertidas en munición

Desde hace tiempo, Catalunya y España viven secuestradas en un mundo de emociones en torno a un debate existencial y territorial. Los hechos, para quienes viven allí, han dejado de ser relevantes y han pasado a ser interpretados y también fabricados a conveniencia de cada una de las dos posturas que se presentan una vez y otra como irreconciliables enemigas condenadas al enfrentamiento. En este escenario, la información falsa, sesgada o manipulada triunfa porque consigue alimentar nuestras burbujas de opinión y nuestras emociones. En sociedades polarizadas en torno a un liderazgo, una idea política, una religión o una cuestión identitaria o territorial, el mundo informativo ya no pertenece a los hechos, pertenece a las emociones. A las nuestras, concretamente. Como sostiene el coronel Ángel Gómez de Agreda en su libro ‘Mundo Orwell’: “Vivimos en medio de una guerra por el control de nuestras voluntades que en lugar de librarse en nuestras mentes, se libra en nuestros corazones”. Y las noticias, las reales y las falsas, son la munición elegida. 

Marc Amorós
Marc Amorós es periodista, crea contenidos audiovisuales, dirige programas de televisión y es autor del libro “Fake News, la verdad de las noticias falsas” (Ed. Plataforma). También es guionista y colaborador de programas de radio y profesor universitario. www.marcamoros.com
2 comments
  1. “Buena parte de este problema radica en la imposibilidad del periodismo para cumplir exitosamente con la expectación y la demanda social de noticias actualizadas constantemente. Históricamente a la información se le ha exigido inmediatez pero ahora se ve desbordada por ella. Internet y las redes sociales le permiten tanta rapidez que la información no tiene tiempo para ser verificada, comprendida y correctamente explicada y los periodistas están sobrepasados, lo que provoca que las noticias acaben convertidas en relatos simplificados y estereotipados en torno a realidades duales y puntos de vista prefijados”.

    Artículo leído, como siempre te leo y aprendiendo de lo que cuentas. Sólo compartir contigo, como consumidora de información, que particularmente yo primo la rigurosidad a la inmediatez y expectación. Estoy segura (no puedo estarlo) de que es lo que demanda la mayoría. La responsabilidad de los medios de hacerlo es indiscutible, y no creo que sea por imposibilidad sino por una cuestión de rentabilidad económica que va en los clickbaits y contratación de personal (cualificado y suficiente). Creo sinceramente que a la prensa le importa ya muy poco verificar, comprender y explicar correctamente. Porque esto se puede hacer aún en la inmediatez. Sabiendo que la neutralidad no existe, nunca existió en los tiempos de mayor gloria de la prensa, ésta era fiable independientemente de la orientación ideológica de quien escribiera. Yo piqué en lo del torno de metro. Gracias y abrazo.

  2. Gracias por un artículo reflexivo y argumentado.
    Me queda una preocupación en varios planos:

    – Existen intereses poderosos que intentan influir como sea en los ciudadanos.
    – Hay un colectivo creciente de personas altamente influenciables. No creo, como sostiene Y. Harari, que la mente humana esté ‘hackeada’. Pero sí que hay síntomas de que la de muchas personas podría estarlo. Como mínimo parcial o selectivamente, para según que asuntos.
    – Las tecnologías que saludamos en su momento como liberadoras, puestas en manos de las fuerzas del mal, nos exclavizan y confunden.

    No está claro que podemos hacer al respecto, como individuos o colectivamente. Pero creo que es el momento de sobra para empezar a hablarlo. Cuando quieras.
    Salutaciones cordiales.

Responder a ANA MONZÓN

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